Para este primer viernes de febrero, Carmen, Eva y yo, nos hemos hecho una caminata/paseo por una localidad que, ella sola, merece una jornada para disfrutarla; Otos, el pueblo de los relojes de sol.
Tomando la autovía A-7 en dirección a la población de Albaida, ya en la provincia de Valencia, nos hemos desviado para llegar a Adzaneta de Albaida, Carrícola y Otos, nuestro destino.
Hemos aparcado el coche en la avenida de Benicadell, frente a L’Horta del Tío Bruno donde ya podemos contemplar el primero de muchos relojes de sol que salpican este municipio.
Otos se sitúa en la vertiente norte de la Sierra de Benicadell (paisaje protegido), lindando con la provincia de Alicante. Su término es estrecho y alargado, constituido por dos porciones de territorio.
El clima difiere mucho entre la sierra y el llano. Es un clima mediterráneo bastante húmedo.
El topónimo Otos proviene del íbero y significa ‘aliaga’, arbusto esclerófilo muy extendido a lo largo de su territorio.
Durante la dominación árabe, Otos fue una alquería de la que, cuando la conquista cristiana, el rey Jaime I dio tierras a varios caballeros el 2 de mayo de 1248.
Sus monumentos:
Castillo de Carbonera. Antigua fortaleza situada en el Tossal de Carbonera en la sierra del Benicadell a 630 m de altitud. Esta construcción musulmana, dotada de un doble muralla, ocupaba una extensión superior a 3.500 m2 y en el siglo XV ya estaba destruida. Todavía conserva parte de sus murallas y el aljibe, así como la distribución de su interior.
Iglesia Parroquial. Está dedicada a la Purísima Concepción y se edificó en la primera mitad del siglo XVIII. Es de estilo jesuítico y cuenta con tres naves, crucero y cúpula encamonada. Dañada durante la Guerra Civil, posteriormente ha sido restaurada en varias ocasiones.
Ermita de la Virgen de los Dolores. (s.XVIII y remodelada en el siglo XIX y en 2005). Situada en la zona alta del casco urbano muestra en sus bóvedas interesantes pinturas al fresco de estilo romántico, seguramente de la escuela de Muñoz Degrain.
Palacio del Marqués de Sant Josep. (Siglo XVIII). Edificio señorial que presenta la estructura característica de los palacios de la Corona de Aragón, con tres alturas destacando en la superior una lonja formada por 18 ventanas de medio punto. Tras constantes cambios de uso y de propietarios, el edificio fue rehabilitado entre 1996 y 2002. En la actualidad alberga la sede del ayuntamiento y de otros servicios públicos como la biblioteca municipal, la sala de exposiciones y una colección etnológica, además de un interesante jardín.
Ruta de los relojes de sol. Serie compuesta por más de 30 relojes de sol (en constante ampliación) repartidos a lo largo de todo el casco urbano. Algunos de ellos son obra de reconocidos diseñadores y artistas plásticos como Andreu Alfaro, Antoni Miró, Arcadi Blasco, Artur Heras o Manolo Boix, entre otros. De hecho, es el municipio europeo que cuenta con una mayor densidad de relojes de sol.
A la mitad de nuestro recorrido hemos parado a comer en ‘Ca les Senyoretes’, un hotel rural con restaurante, en el centro del pueblo, donde hemos disfrutado tanto de la comida como de su decoración, todo ello con un trato y una calidad/precio destacable. Muy recomendable.
Terminamos nuestra visita admirando algunos de los últimos relojes que nos quedaban por ver y de la ermita de la Virgen de los Dolores.
Volvemos al coche y comenzamos el regreso, no sin antes acercarnos hasta el depósito de aguas de Otos, a unos dos kilómetros del municipio, en el comienzo del sendero que sube al Castillo de Carboneras, para ver el último reloj de sol que nos queda.
Camino de Alicante, en Adzaneta de Albaida, tomo la pista que nos acerca al paraje de la Font Freda. Aquí contemplamos y admiramos toda la belleza de la Vall d’Albaida.
Ahora ya sí, regresamos a Alicante.
Valoración: 4****
Recomendable: Absolutamente recomendable, ha sido un día muy especial en un lugar digno de visitar.