Superado casi por completo un inesperado malestar físico, me animo a efectuar la primera caminata de este último mes del año, a la que me acompañan Elena y Óscar. En esta ocasión nos dirigimos hasta la población de Guardamar, municipio alicantino situado en la costa sur de la provincia y perteneciente a la comarca de la Vega Baja del Segura.
Llegamos por la carretera N-332, tomamos la CV-895 (que conecta Guardamar con Ciudad Quesada), y dejamos el auto en un claro del camino asfaltado que lleva al espacio restringido de la Radio Estación Naval. Desde este punto iniciamos un recorrido por estos cerros y visitaremos algunos de sus puntos de interés.
Tomamos, en dirección noreste/norte, el sendero que nos lleva, en suave ascenso, hasta restos de trincheras de la Guerra Civil y al vértice geodésico de esta sierra (Moncayo, 107 msnm).
Doscientos metros después, hacia el oeste, seguimos unos 1800 metros, por senda, bordeando la radio estación, hasta conectar con la pista Camí del Dos.
Aquí, andamos unos 400 metros por asfalto y hacia el sur, para acceder al sendero que, en dirección norte, nos hace pasar por el canal de riegos del levante y llegar al Camí de Rojales (asfalto).
Pasamos al otro lado de la carretera y tomamos un camino, también hacia el norte, que nos lleva a uno de los espacios más interesantes de esta ruta, la Fortaleza Fenicia del Cabezo Pequeño del Estaño.
El yacimiento arqueológico de Cabezo Pequeño del Estaño es un pequeño núcleo amurallado del Hierro Antiguo de los siglos VIII y VI a. C., situado en un cabezo, en la partida de la Rinconada, sobre la margen derecha del río Segura, a unos 2 kilómetros al oeste de Guardamar del Segura. Desde el siglo IX a. C., los fenicios frecuentaron las costas de la Península ibérica en busca de materias primas, principalmente metales, que obtuvieron gracias al intercambio con la población local. Este pueblo comerciante, caracterizado por dominar las técnicas de navegación y por ser transmisores culturales entre Oriente y Occidente, fueron levantando una sucesión de enclaves en la costa. Para ello, eligieron lugares elevados junto a las desembocaduras de los ríos e islotes cercanos a tierra firme. En ocasiones, erigieron potentes fortificaciones para proteger, almacenar y redistribuir los beneficios de su actividad económica.
Después de esta interesante visita iniciamos el regreso al punto de partida.
Desandamos nuestros pasos hasta llegar al Camí de Rojales. Por asfalto, durante unos 400 metros, tomamos una senda, en dirección sureste, para llegar a la pista del Camí de Dos.
Otros 400 metros después, nos incorporamos al Camí del Camp que nos lleva, hacia el este/sureste, por pista y por sendero, hasta la zona en la que se encuentra el vehículo.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Por supuesto, muy recomendable. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel de unos 190 metros, en un día agradable y una compañía sensacional.