Primera etapa.
A eso de las 9:30 de la mañana del 15 de abril de 2015 nos despedimos de Evelyn y Liliana en La Ciénaga; ellas volvían a Santo Domingo. Sergio, la perrita Talía y yo caminamos, junto a Amado, el guía, y las tres mulas hasta la entrada al Parque Nacional Armando Bermúdez para iniciar el trekking de tres días de duración que nos llevaría a la cumbre más alta de la Antillas, Pico Duarte.
Al principio el sendero, muy bien señalizado, se hace en suave ascenso siguiendo el curso de uno de los afluentes del río Yaque del Norte. Esta primera parte del recorrido es bastante sencilla y cómoda, acompañados en todo momento de una tupida selva tropical y de los sonidos del agua y multitud de pájaros.
A los cuatro primeros kilómetros nos encontramos con el primer punto de descanso, Los Tablones.
Aquí una breve parada para beber y, seguidamente, continuar el sendero.
Nuestro próximo punto es el Alto de la Cotorra y ahora ya la caminata comienza a ser dura. La subida es tremenda, la humedad en el aire hace insoportable la respiración, el día está mucho más avanzado y el sol pica de lo lindo.
A nuestra llegada al Alto de la Cotorra esperábamos encontrar al guía y las mulas (dos de ellas son de carga, la otra de apoyo) pero Amado ha seguido hasta el siguiente punto. Nosotros apenas si tenemos agua (la llevan las mulas) y esto nos toca la moral, la verdad.
Seguimos caminando y confiando que en La Laguna haya una gran parada para reponer fuerzas.
Desde el Alto de la Cotorra a La laguna hay 2,8 kilómetros que se nos hacen eternos, la subida es bestial y necesitamos tomar aire cada muy pocos pasos. Sergio va por delante y yo cada vez me quedo más atrás. Tanto que llega un momento que me paro, me siento en una piedra y casi casi pierdo el conocimiento. No tengo agua y noto que tengo un bajón de tensión importante. Saco fuerzas de donde puedo y sigo caminado. Llego, por fin, a La Laguna. Allí están Sergio y Amado. El guía al verme tan descompuesto, taquicárdico, con un ojo ensangrentado (la tensión ha roto alguna venilla) y desorientado me sube rápidamente a la mula de apoyo. Hacemos aquí un descanso largo, bebemos y comemos algo de fruta.
Continuamos. Ahora, pasando por El Cruce, tenemos que llegar hasta Agüita Fría, donde haremos otra parada importante. Yo, naturalmente, voy a cuatro patas (nunca mejor dicho) y estos 3,5 kilómetros los agradece mi cuerpo, sinceramente.
En Agüita Fría, descanso. Sergio es quien ahora se ha quedado atrás y, después de beber y comer unas tajadas de melón, yo continuo a pie mientras Amado se queda esperando a mi hermano. Le pido al guía que si viene muy hecho polvo que coja la mula.
Finalmente, yo camino con tranquilidad, me alcanzan todos. Sergio, aunque ha subido al equino, ha optado por seguir caminando pues dice que parado sobre la mula se enfría y es peor.
Por fin llegamos a La Compartición y este es el punto final de esta primera jornada.
Aunque el cartel indica que la suma de kilómetros hasta el refugio de La Compartición son 18,10 Kms. el gps de mi hermano marca que hemos realizado 19 kilómetros exactos… Ahí es ná!!!
Ha sido un día durísimo. Hemos tardado entre 8 y 8,30 horas para completarlo y el desnivel aproximado es de 1850 mts (+/-)
Cae la noche y Amado nos prepara algo de cena, hace frío y comemos alrededor de una buena fogata. Un poco de charla y… a los sacos a dormir.
Segunda etapa.
No hemos madrugado demasiado ya que la ruta de hoy, la que nos lleva a la cima, tan sólo es de 10 kms. (5 de subida y 5 de bajada)
A las 10 de la mañana del día 16 de abril de 2015 nos ponemos en marcha en dirección al Valle de Lilís. Es un ascenso bastante sencillo y nada incómodo. En un momento que Sergio y yo estamos haciendo una pequeña parada, vemos a los lejos que el guía está llegando a nosotros subido en la mula de apoyo (las de carga quedaron en el refugio) y pensamos ‘vaya cara tiene el menda!!!‘ que sólo se ha hecho a pie los kilómetros que yo usé la mula el día anterior. Le digo a mi hermano… ‘Coge la mula tú’… ‘No, no, súbete tú’, me contesta… y yo, aunque sólo sea por fastidiar al gachó… me subo a la mula, jajajaja. Nada, yo creo que no fueron ni 900 metros.
Llegamos a Valle de Lilís, dejamos al equino atado a un tronco y continuamos, ahora ya todos, a pie.
Un ascenso importante, aunque bastante llevadero y llegamos al punto más alto de las Antillas.
Pico Duarte, 3.098 metros sobre el nivel del mar.
Esta cumbre está dedicada, con un busto, una estatua, unas placas y la bandera dominicana, a este padre de la patria de la República Dominicana:
Juan Pablo Duarte y Díez (Ciudad Colonial, Santo Domingo, España colonial; 26 de enero de 1813–Caracas,Venezuela; 15 de julio de 1876) fue un político y activista liberal dominicano. Está considerado, junto a Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, uno de los Padres de la patria y fundadores de la República Dominicana. Ideó y presidió la organización político-militar clandestina La Trinitaria, creada para luchar contra la invasión haitiana y por la independencia.
Desde el exilio Duarte supervisó y financió la guerra de independencia llevada a cabo por sus compañeros de lucha, lo que derivó en su ruina económica. Su liderazgo lo convirtió en blanco de acusaciones que lo llevaron a ser expulsado de la recíén creada nación en varias ocasiones. Su visión liberal se vio socavada por las élites conservadoras que pretendían someter el país a las potencias coloniales y volver al regionalismo tradicional. Sin embargo, sus ideales democráticos, han servido como principios rectores para la mayoría de los gobiernos dominicanos. Su iniciativa lo convirtió en un mártir político a los ojos de las generaciones posteriores.
En 1842, Duarte se convirtió en oficial de la Guardia Nacional, a la sazón dirigida por el gobierno haitiano. En 1843 participó en la «Revolución Reformista» contra la dictadura de Jean Pierre Boyer, quien amenazaba con invadir la parte occidental de la isla con intención de unificarla. Tras la derrota del presidente haitiano Charles Herard y la proclamación de la independencia dominicana en 1844, la Junta formada para designar al primer gobernante de la nación eligió por mayoría a Duarte para presidirla pero él declinó la propuesta, tomando el cargo en su lugar Tomás Bobadilla.
Duarte sostuvo fuertes desacuerdos con sectores conservadores, en especial con el terrateniente Pedro Santana, quien consideraba inviables las ideas independentistas de Duarte. De estas pugnas, Santana salió fortalecido mientras que Duarte sufrió varios destierros y murió exiliado en Venezuela en 1876.
Un buen rato allá en los alto contemplando unas vistas impresionantes de los picos de alrededor, La Pelona, La Rucilla, etc…
Iniciamos el descenso, sin grandes problemas. Llegamos al Valle de Lilís, Amado se sube a la mula y nosotros, pasito a pasito, hasta La Compartición.
Llegamos a la hora de comer. Amado había preparado un guiso magnífico. Después algo de aseo, algo de siesta, algo de cena y, en la noche despejada, fría y cuajada de estrellas, un poco de charla alrededor del fuego y… a dormir.
Tercera etapa.
Hoy tocaba madrugar bastante.
Después de un buen desayuno, a eso de las 6.00 de la mañana del 17 de abril de 2015 nos disponemos a realizar el último tramo de esta ruta.
Amado nos dice que empecemos nosotros que él nos alcanza. Dejamos el refugio de La Compartición. Aunque se supone que ahora todo es bajada, desde el refugio hasta Agüita Fría hay un ascenso de cojones.
Llegamos a Agüita Fría, Sergio va por delante. Pasa este punto. Yo, cuando llego, hago un breve descanso y continuo. Ni rastro del guía y las mulas.
Llego a El Cruce. Sergio ha seguido caminando. Yo hago una parada. Me quedo pensando por dónde hay que continuar y me decido por la senda de la derecha. Cuando llevo cerca de dos kilómetros de descenso me doy cuenta que ese camino no me es familiar. Vuelvo a subir hasta llegar de nuevo al cruce. Tomo el sendero de la izquierda. El guía todavía no da señales de vida.
A menos de 150 metros de La Laguna me alcanza Amado. Le digo que me deje la mula que estoy cansado (estaba más harto de su morro que cansado, la verdad). Llegamos a La Laguna, aquí está mi hermano que el pobre ha ido todos estos kilómetros sin nada de agua. Bebemos todo lo que podemos. Nos comemos una piña como si se fuera a acabar el mundo. Seguimos. Ahhhh, ahora sí… yo en la mula!!! No te jode!!! jajajaja
Pasamos el Alto de La Cotorra, llegamos a Los Tablones. Aquí hacemos una parada para, aprovechando que el río está cerca, darnos unos chapuzones. Cómo lo agradecen nuestras viejas carnes!!!
Ahora ya caminando todos. hacemos los últimos 4 kilómetros hasta llegar a La Ciénaga.
Cervecita fría en un colmado antes de llegar a casa de Amado donde nos espera una buena comida y, algo más tarde, las chicas que vienen para recogernos.
Han sido unos 48 kilómetros, hechos en 2 días y medio y con una altura acumulada de más de 2500 mts.
Fin de este estupendo sendero.