Comienza el sábado con un cielo extremadamente claro y una temperatura fresca, muy fresca.
Desayunamos en el hotel y, seguidamente, nos dirigimos hasta el aparcamiento que hay en el parque infantil de la falda oeste del macizo de Peñacorada, próximo a la subida de la Ermita de San Guillermo.
Este es el primer, y más importante, punto de destino de esta jornada.
Llegamos a la ermita y aquí, junto al patrón, rodeados de grandes coníferas y con Cistierna a nuestros pies, tiene lugar el acto que ha dado sentido a nuestro viaje.
Las cenizas son vertidas en la ladera de Peñacorada por algunos de nosotros con una emoción difícil de describir.
Por fin descansa en la tierra que le vio nacer.
Es algo muy especial que, sin duda, se ha grabado en nuestra memoria y en nuestro corazón.
Realmente estamos un buen rato conteniendo las lágrimas pero, y la vida es así, al día le quedan muchas horas y nosotros todavía tenemos más planes que realizar.
En un primer impulso, Pablo y yo, habíamos pensado en hacer una ruta, dejando que el resto hiciese lo que deseara, a la cima de este macizo, llegando hasta el vértice geodésico… pero, en el último momento desechamos esa idea y nos unimos al grupo para hacer un recorrido por estas hermosas tierras.
Primera visita, el Pantano de Riaño.
Espectacular, ya las fotos lo demuestran.
Continuamos en dirección a Cantabria.
Cambio de Comunidad por el Puerto de San Glorio.
Tomamos dirección a Potes y, desde allí, a Fuente Dé.
Antes de llegar a Fuente Dé, hacemos un alto en una venta del camino donde nos metemos entre pecho y espalda un cocido montañés que quita el sentido.
Qué decir de Fuente Dé?
Impresionante.
Apabullante.
Acojonante.
Todo lo que diga es poco.
Todos con la boca abierta; a Pablo además se le abrieron las carnes, jejeje
Nos subimos, cómo no, al funicular para visitar la parte alta.
Y allá arriba más de lo mismo. Maravillas.
Viendo estas cosas se te llenan los pulmones de oxígeno, los ojos de alegría, el corazón de paz y la cabeza de planes montañeros, de ganas de comerte los caminos y de creer que somos los reyes de los senderos.
Llega el momento de la bajada y del regreso.
Volvemos de nuevo por Potes y el Puerto San Glorio.
Aquí hacemos una parada en la figura del Corzo para hacer las fotos de rigor
Luego pasamos de nuevo por el Pantano de Riaño y de vuelta a Cistierna.
Aseo, cena, un poco de relax y a descansar que el día ha sido muy completo y el domingo también se presenta movido.