Una tarde de lunes perfecta en la que Julia y yo nos hemos animado a hacer una pequeña caminata.
Hemos comenzado desde la barriada alicantina de San Gabriel, al sur de la ciudad, y siguiendo el recorrido marcado por el carril bici nos ha acercado al Parque de El Palmeral.
Este parque está ubicado en la avenida de Elche, destaca su situación privilegiada frente al mar Mediterráneo y tiene su origen en un antiguo palmeral con estructura de huertos semejante al Palmeral de Elche y el Palmeral de Orihuela.
Perteneció en sus orígenes a la finca El Carmen. A finales del siglo XIX se degradó con la inauguración del ferrocarril a Murcia (1884) y el aumento del puerto hacia éste, empezaron a instalarse fábricas y almacenes a lo largo de la playa de Babel. El ferrocarril y la carretera no solamente afectaron al palmeral directamente disminuyendo sus dimensiones, sino que lo separaron y aislaron del mar mediante una sólida barrera rompiendo la relación directa que tenía antes. La creación y extensión del barrio de San Gabriel entre 1910 y 1930 y la instalación de una industria de aluminio entre 1952 y 1956 supusieron dos nuevos perjuicios para la extensión y pervivencia del Palmeral. Todo ello lo mantuvo al margen de la ciudad, en un estado de total abandono que llevaron casi a la total degradación y pérdida de los restos del Palmeral que todavía existían.
En 1997 se inauguró el nuevo parque de El Palmeral. En él se crearon accesos y aparcamientos, se rodeó con un muro de piedra, y se intervino en su interior introduciéndole elementos como columpios, kioskos, un circuito para bicicletas y un circuito artificial de agua bombeada desde el mar emulando un río, un lago con barcas y una cascada para transformarlo en algo completamente alejado del original. A pesar de la irrespetuosa intervención, que no respetó los huertos agrícolas a los que las palmeras daban sombra, se logró salvar un lugar que estaba a punto de perderse.
Después de darle un pequeño paseo por el interior de este parque no hemos dirigido hasta la Ciudad de la Luz, pasando por las naves de Inespal y el barranco de Agua Amarga. Desde aquí, y rodeando los edificios, hemos vuelto al El Palmeral donde hemos terminado de hacer todo su recorrido.
Hemos regresado al barrio San Gabriel y al auto.
Vuelta a casa.
Valoración: 2**
Recomendable: Por supuesto. Han sido unos siete kilómetros y medio con muy poco desnivel, en una tarde espectacular y visitando un parque que, seguro, para muchos es un gran desconocido.