Hoy, como en las últimas jornadas, el día ha comenzado gris y amenazante. A pesar de esto, Julia y yo, nos hemos animado a hacer una sencilla caminata que nos ha llevado, desde las afueras de Alicante, a las Lagunas de Rabasa, al oeste de la ciudad y en la zona central de su término municipal.
Hemos dejado el coche muy cerca de la plaza Juan Pablo II y, desde aquí, hemos iniciado nuestras ruta, por caminos y pistas, para dirigirnos al Pla de lo Boix, lugar donde se encuentran las Lagunas de Rabasa.
Pasamos por la Lloma Alta dels Galls y la Finca de Les Voltes hasta llegar a estos lagos.
Esta es una zona de la ciudad en la que, por su tierra yerma, árida y baldía, es muy difícil imaginar que pudieran encontrarse estos estanques artificiales.
Hay varias teorías sobre el origen de estas lagunas pero una de las que parecen más lógicas es esta:
Algunas vueltas y muchas fotos alrededor de estas albuferas y… comenzamos el regreso.
Un retorno casi por el mismo camino de la ida, salvo alguna pequeña variante, y llegamos de nuevo a la zona de viviendas y al coche.
Regreso a casa.
Valoración: 1*
Recomendable: Siempre. Han sido algo más de 7 kilómetros y sin apenas desnivel. Todo ello hecho con calma, entre charlas y risas. No conocíamos este paraje que nos ha sorprendido, ya no por lo seco y estéril sino por la abundancia de agua que se nos muestra en estos olvidados pantanos, que son el hábitat de muchas especies de flora y fauna y que son merecedores de protección y puesta en valor.