Parque Natural el Torcal de Antequera.
Ha estado lloviendo durante toda la noche, bueno, ha estado diluviando.
Mis planes de ruta por el Torcal, según van pasando las horas, se van evaporando por minutos.
Ya llega un momento, a eso de las 10:30, que deja de llover y, aunque sigue muy nublado, me animo a coger el coche y dirigirme hasta la entrada del parque, aunque debo confesar, casi sin ninguna esperanza.
Llego al parking, un espacio ahora vacío, y, rodeado de una espesa niebla y una temperatura fría, me paso algunos minutos pensando qué hacer al respecto.
En este espacio natural hay muchas posibilidades de hacer senderos, o rutas, más o menos complicadas, a gusto del consumidor.
Yo llevo una caminata preparada en mi gps y, finalmente, viendo que empieza a despejar, me animo haciendo un pequeño recorrido por una senda que lleva hasta una formación llamada ‘El Tornillo’.
El terreno está fangoso y resbaladizo. Aún hay restos de neblina. No se oye ni un alma y además con esas formaciones rocosas tan inquietantes, tu mente puede jugarte una mala pasada y cagarte por la pata abajo, jejeje
Llego al ‘Tornillo’ y al cartel que te explica cómo se han formado estas singulares piezas rocosas.
Tomo un sendero que me lleva, por la carretera, hasta la zona de parking. Llego al coche y saco del maletero uno de mis bastones de senderismo. Viendo que el tiempo comienza lentamente a mejorar me animo a seguir por otro de los circuitos del paraje, que comienza justo donde se encuentra el Centro de Visitantes (por el momento vacío).
Un corto camino que me lleva al Mirador de las Ventanillas, aunque con la niebla no te ofrece ninguna vista.
Tomo ahora otro de los senderos que me lleva a la Hoya de la Burra y la explanada de las Catedrales.
He hecho bien en tomar el bastón, el camino tiene muchísimo barro y está muy resbaladizo.
Caminar por entre estás figuras fantasmagóricas, más solo que la una, es un poco de película de terror, la verdad.
Incluso hay momentos que la imaginación se te dispara y dices… ‘mira, un pene’ 😉
Me traen recuerdos de otras conocidas formaciones, como las Agujas de los Frailes de Quatretondeta, los Hoodoos de Utah o los alrededores de Montserrat en Barcelona.
Impresionantes gigantes de piedra que te rodean y te atemorizan.
Siguiendo el sendero llego a la plazoleta de las Cuatro Torres.
Algunos de estos fantasmas me llevan a recordar al gigante ‘come piedras’ de la Historia Interminable.
El camino igual te lleva a explanadas donde te rodean columnas de piedra como se estrecha y te engulle en una selva de vegetación jurásica.
Las rocas se acercan tanto a ti que parecen querer tu energía. Me tiene alucinado este paraje.
A esta altura del recorrido empiezo a encontrarme con algunas personas, no muchas, que hacen el sentido contrario. Esto me hace pensar que no estoy solo en este planeta roca.
Mirando la foto de abajo… No es el gigante ‘come piedras’ que he dicho antes?
Últimos tramos de este recorrido, el llamado ‘El Púlpito’ y ‘El Arce de Montpelier’
Se llega con bastante comodidad hasta el parking donde se encuentra el auto.
Originalmente la ruta que tenía preparada era de algo más de siete kilómetros. Esta variante ha tenido cerca de cinco. La dificultad ha sido sobre todo por lo mojadas que estaban las rocas y el barro en el camino.
Hay que destacar lo increíblemente hermoso que es este parque.
Me he dirigido a Villanueva de la Concepción, he comido de tapeo en un bar y, por la tarde, siesta y prepararme para el día siguiente… que también tendrá sus caminatas.