Mérida, recorrido urbano, Circo Romano, Morería, otros monumentos y parques, en Wikiloc.
Jueves, 24 de noviembre
Otra noche pasada por agua y la mañana se ha despertado cubierta y amenazante.
Los planes han estado cambiando estos días dependiendo totalmente del estado del tiempo. Algo que va a quedar pospuesto es acercarme a Badajoz y pasar el día en esa ciudad.
Después de desayunar he salido a dar una vuelta por Mérida; todavía quedan sitios por visitar.
Frente al hotel se encuentra el Humilladero de la Basílica de Sta. Eulalia.
Xenodoquio
Vuelvo a cruzar el paso subterráneo de las vías del tren para acceder al Xenodoquio.
Masona, obispo de la diócesis emeritense, a finales del siglo VI, en época visigoda, erigió este hospital para enfermos pobres y, sobre todo, para los numerosos peregrinos que de lugares lejanos, venían a venerar la tumba de la Mártir Eulalia. La fuerte vinculación de esta diócesis con Bizancio fue grande, pues algunos de sus obispos eran originarios de Grecia. No es de extrañar que este edificio se inspire en modelo del Mediterráneo oriental.
Cruzo el río Albegarras, llego a la avenía de Felipe Corchero y, ante mí, se encuentra el Acueducto de San Lázaro.
Acueducto de San Lázaro y Depósito de Rabo de Buey
Para abastecer a la ciudad de Mérida se construyeron varios embalses y se captaron y encauzaron manantiales hasta los acueductos correspondientes. A Mérida llegaban tres acueductos: el acueducto Rabo de Buey-San Lázaro, el de los Milagros y el de Cornalvo, que abastecían a los Castellum Aquae o depósitos de agua. Las aguas eran recogidas fundamentalmente de dos embalses, el de Proserpina y el de Cornalvo, aunque esta teoría esta en entredicho ya que los romanos solían captar agua de manantiales y no de agua embalsada o estancada, puesto que esta última era propensa a la aparición de enfermedades.
Los materiales principalmente empleados son ladrillos y bloques de granito. La dirección del acueducto es desde el norte y noroeste de Mérida, donde se sitúan los manantiales de Las Tomas, Valhondo y Casa Herrera de los que se surte, hasta la propia ciudad.
Uno de estos aportes, el conocido como de San Lázaro o “Rabo de Buey” (nombre que recibe por un depósito de agua situado sobre el cerro del mismo nombre).
En el siglo XVI se construyó un acueducto nuevo utilizando muchos de los sillares del antiguo.
En el parque de San Lázaro, junto al acueducto, se encuentran los restos de unas Termas Romanas.
Después de disfrutar de unas carreras de caballos, nada mejor que relajarse en unas termas.
Esta era la función de estas termas romanas que están situadas a los pies del Acueducto de San Lázaro, el encargado de abastecer de agua a las termas. Allí acudían los romanos más nobles a disfrutar de los beneficios de las aguas.
Estas termas fueron descubiertas en 2004 y están muy cerca del Circo Romano.
Según se cree, datan del siglo II y contaban con piscinas de agua caliente, fría y una sala de vapor. También había una especie de gimnasio para los atletas.
Me dirijo, por la avenida de juan Carlos I, a la entrada de otra de las joyas de esta ciudad.
Circo Romano de Mérida
Este antiguo recinto para carreras de carros fue construido por los romanos en la colonia romana de Augusta Emérita a principios del siglo I d. C., durante la época de Tiberio, pocas décadas después de la fundación de la ciudad. Erigido extramuros de la ciudad y con una planta ovalada de unos 440 m de longitud por 115 m de ancho, este circo fue uno de los más importantes de todo el Imperio Romano después del Circo Máximo de Roma.
Con la oficialización del cristianismo en el siglo IV d. C. comenzó el declive de los espectáculos en el circo, pero se cree que estuvo en uso hasta el siglo VI. Después de muchos siglos de abandono, del edificio se conservan las ruinas de sus cimientos, que dejan adivinar sus dimensiones, aunque es uno de los pocos recintos de este tipo que se pueden contemplar en toda su planta.
Desde 1993, el Circo es Patrimonio de la Humanidad según la Unesco como parte del Conjunto arqueológico de Mérida.
El edificio aprovecha en parte una suave pendiente del terreno y el fácil acceso que le proporciona la cercana calzada que salía de la ciudad en dirección a Corduba y Toletum.
Por la magnitud de sus proporciones se levantó extramuros de la ciudad, a unos 400 metros de distancia del otro gran complejo de edificaciones para espectáculos de la colonia, el formado por el teatro y el anfiteatro.
Ahora regreso en dirección al hotel, pero antes hago una parada ante la cripta de Santa Eulalia para visitarla.
Cripta de Santa Eulalia
Eulalia de Mérida nació en esta ciudad aproximadamente en el año 292. Era hija del senador romano Liberio y tanto ella como toda su familia eran cristianos.
Cuando Eulalia cumplió los doce años apareció el decreto del emperador Diocleciano prohibiendo a los cristianos dar culto a Jesucristo y mandándoles adorar a los ídolos paganos. La niña sintió un gran disgusto por estas leyes y se propuso protestar ante los delegados del gobierno.
Viendo sus padres que la joven podía correr algún peligro si se atrevía a protestar contra la persecución de los gobernantes, se la llevaron a vivir al campo pero ella se vino de allá y llegó a la ciudad de Mérida, según la tradición, el 10 de diciembre del año 304.
Eulalia se presentó ante el gobernador Daciano y le protestó valientemente diciéndole que esas leyes que mandaban adorar ídolos y prohibían a Dios eran totalmente injustas y no podían ser obedecidas por los cristianos.
Daciano intentó que cambiara de opinión, la jovencita volvió a negarse y fue cruelmente torturada (ahorraré las terribles descripciones de su macabra muerte)
El poeta Prudencio cuenta que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que salió de su cuerpo que volaba hacia el cielo y éste se cubrió de nieve.
Las obras de acondicionamiento necesarias para el mantenimiento y mejora de la iglesia de Santa Eulalia, propiciaron, en el año 1990, la realización de excavaciones arqueológicas de su subsuelo. Los restos materiales aportados por dicha intervención son de gran interés y, a través de ellos, se ha podido conocer la evolución histórica de ese espacio, que se sintetiza en cuatro etapas: casas romanas, necrópolis cristiana (desde el siglo IV) en la que se construyó un mausoleo en memoria de la Mártir, basílica dedicada a Eulalia (s. V) y la iglesia actual (desde 1230 hasta el presente).
Dejo atrás la cripta, me paso por un supermercado cercano, hago algo de compra para cenar esta noche y desayunar al día siguiente regreso a Ciudad Real y mi tren sale muy temprano. Regreso al hotel para dejar lo comprado en el cuarto y vuelvo a la ciudad; aún quedan algunas cosas por ver.
Tomo la calle Almendralejo y me dirijo hasta la rotonda de César Augusto, cerca del río, y me propongo visitar la Área Arqueológica de la Morería.
Área Arqueológica de la Morería
La excavación del Área Arqueológica de Morería, con 12.000 metros cuadrados de extensión, ha aportado gran cantidad de datos referentes a la evolución urbanística e histórica de la ciudad. Su situación, junto al río Guadiana, y su proximidad al puente romano, han favorecido una ocupación persistente de esta zona en las sucesivas fases históricas: romana, visigoda, islámica, medieval cristiana, moderna y contemporánea.
Además de poder conocer la evolución de un barrio desde época romana hasta la actualidad, en este recinto se encuentra el centro de Interpretación de la Vía de la Plata. Así mismo, Morería es el paradigma de la convivencia de la ciudad antigua y la contemporánea.
Sobre la excavación y construido sobre micropilotes, se levanta el edificio de las Nuevas Consejerías, diseñado por Navarro Baldeweg, sirviendo de cubierta a los restos arqueológicos. Una solución integradora con elementos patrimoniales, antiguos y contemporáneos, de primer orden.
Me encamino al Puente de Lusitania para atravesar el Guadiana y entrar de lleno al otro lado del río, en los nuevos barrios de Mérida.
En este margen del Guadiana se encuentra el Parque de las Siete Sillas.
Las siete sillas es el nombre con el que los emeritenses identificaban los restos visibles del Teatro Romano antes de su excavación en el año 1910.
El Monumento de las Siete Sillas, son 7 monolitos de granito en los que reposan libros de bronce que representan el deseo de conocer y saber que llevó a la ciudad, a principios del siglo XX, a descubrir qué se escondía detrás de esas ‘sillas’.
El parque es una auténtica preciosidad. Hay que decir que Mérida es la segunda ciudad de España, después de Madrid, con más espacios verdes (1 millón de metros cuadrados)
Llego por senda hasta el Puente Romano, lo cruzo; vuelvo de nuevo a la vieja ciudad.
Me recibe la loba Capitolina, en una rotonda cercana a la Alcazaba.
Callejeo por el centro de Mérida, paso por la plaza de Santa María, por la Concatedral de Sta. María la Mayor, por la Plaza de España, de nuevo por el Arco de Trajano y, tomando la calle de Almendralejo, paro para comer en un restaurante y, después de ello, me vuelvo al hotel.
Al final ha sido un día muy completo, he caminado unos 11 kilómetros y me espera una buena ducha y un descanso reparador. Al día siguiente salgo muy pronto hacia tierras manchegas.