Mi viaje a Chile, en septiembre y octubre del año 2024, estaba siendo un sueño hecho realidad, Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Rapa Nui, San Pedro, el desierto de Atacama y la incursión en Bolivia para, entre otros, visitar el Salar de Uyuni, me había dejado una profunda huella pero fueron, en la última parte de este periplo, los días que pasé en Punta Arenas, oficialmente la capital de la provincia de Magallanes, de la región de Magallanes y de la Antártida chilena y, de forma no oficial, la capital de la Patagonia chilena, los que, tal vez por desconocimiento, más han arañado mi corazón y mi conciencia.
Punta Arenas.
Punta Arenas que, en un principio, allá por diciembre del 1848, se fundó por militares como asiento principal y colonia penal en estas lejanas e inhóspitas tierras, se ha convertido, con el pasar de los años, en un punto estratégico a todos los niveles, histórico, político, económico, geopolítico y turístico.
La llegada a esta ciudad, a esta parte tan cercana al polo sur del planeta, tenía, en un principio, la connotación de pisar tierras australes; eso era para mi más que suficiente.
Cuando, en octubre del 2023, Jonathan me habló de la eliminación del pueblo Selk’nam confieso que me impactó sobremanera.
Una de las primeras actividades que tenía prevista en Punta Arenas era la de cruzar el estrecho de Magallanes en transbordador y hacer un recorrido por la parte chilena de Isla Grande de Tierra del Fuego y visitar uno de los santuarios del pingüino rey. El desembarco lo hice en Bahía Chilota, a 5 km de la ciudad de Porvenir y, aquí, en este punto, fue donde, con las explicaciones del guía de la excursión (Jonathan) descubrí y empecé a interesarme por la historia del pueblo Selk’nam, también llamado pueblo Ona.
Porvenir.
Porvenir es una pequeña ciudad que no alcanza los 7000 habitantes, capital chilena de la Isla Grande de Tierra del Fuego que fue fundada en el año 1894, aunque, en 1883, surgió como un destacamento policial ante la fiebre del oro. El descubrimiento de yacimientos del dorado metal y la creación de las nuevas estancias ganaderas impulsó que a Porvenir llegaran inmigrantes europeos, principalmente croatas, y posteriormente chilenos de Chiloé.
Chile, estrecho y alargado, como una columna vertebral, está dividido en dieciséis regiones y en ellas han vivido algo más de dieciocho pueblos, entre los reconocidos como tal y los no reconocidos, (Aymaras, Atacameños, Changos, Diaguitas, Chiquiyanes, Picunches, Rapanui, Pehuenches, Puelches, Mapuches, Huilliches, Poyas, Cuncos, Chonos, Aonikenk, Kagueskar, Yaganes, Selk’nam u Ona,…) todos ellos antes de la llegada de los colonizadores europeos.
Mi atracción por esta etnia y su destino me ha hecho escudriñar entre informes, artículos y relatos para intentar conocer, en la medida de lo posible, su apasionante historia.
Los Selk’nam.
Pueblo amerindio originario de la Isla Grande de Tierra del Fuego, ‘Kárwkènká’ (nuestra tierra) en su lengua, territorio del extremo austral del continente americano que actualmente comparten los estados de Chile y Argentina.
- Tierra del Fuego. Llamada de este modo por los primeros europeos que contactaron con estas tierras, en agosto de 1520; una expedición española al mando del portugués Fernando de Magallanes. Los primeros exploradores de la isla, observaron desde el estrecho que lleva el nombre del luso, grandes fogatas y humaredas en la costa y la llamaron ‘Tierra de humos’, nombre que fue modificado por Carlos I de España por el de ‘Tierra del Fuego’.
- La Isla Grande de Tierra del Fuego posee dos sectores bien diferenciados, los dos tercios septentrionales están formados por mesetas y llanuras suavemente onduladas. El sur está ocupado por la terminación austral de la cordillera de los Andes. Su territorio es de 47 992 km². La cordillera Darwin en el sector (chileno) sudoeste, cuenta con los puntos más altos de la isla. El clima en esta región es bastante inhóspito. Es subpolar oceánico con cortos y frescos veranos y largos, húmedos y fríos inviernos: el nordeste se caracteriza por fuertes vientos y poca precipitación; en el sur y oeste es muy ventoso, brumoso y húmedo la mayor parte del año y son pocos los días del año sin lluvia, aguanieve, granizo o nieve. Existen algunas áreas en el interior que tienen clima polar. Regiones en el mundo con climas similares a Tierra del Fuego son: islas Aleutianas, Islandia, península de Alaska e islas Feroe.
Los Selk’nam son parientes cercanos de los Aonikenk, pueblo que habitaba en la Patagonia, al norte del estrecho de Magallanes. Gentes nómadas, cazadores y recolectores, con lengua propia, perteneciente a la familia de lenguas tshon del cono sur americano.
Pueblo con unas tareas cotidianas bien delimitadas, mientras el hombre se dedicaba a la caza (guanacos, aves, tucutucus, etc…) y a la fabricación de armas y herramientas (arcos, flechas y utensilios de hueso, piedra y madera), la mujer se ocupaba de las labores domésticas, cuidado de los niños, transporte e instalación de la vivienda.
Referente al arte, los Selk’nam u Onas eran especialistas en pintura corporal. Sus cuerpos desnudos sólo se cubrían con pieles y cueros, preferentemente de guanaco, aunque también utilizaban al zorro, roedores, aves y algunos animales de pequeño tamaño. Las mujeres se complementaban con collares y pulseras. Los hombres usaban hermosos tocados de plumas y la pintura corporal, que en algunas ceremonias era extremadamente sofisticada, era algo fundamental; distintos dibujos que, según la ocasión, cubrían su anatomía para la caza, el combate, los duelos, la danza, etc…
Otra de las grandes expresiones artísticas de este pueblo era el canto. Centrado casi exclusivamente en la voz, aunque podían apoyarse o acompañarse con algunos instrumentos muy simples, como silbatos de huesos de pájaros o bastones de madera para la percusión.
Los Selk’nam utilizaban sus cantos para muchas de las funciones sociales. Los chamanes lo utilizaban para entrar en trance, realizar curaciones o en distintos rituales.
Unos de los momentos en los que el canto tenía una enorme importancia era en la ceremonia de iniciación de los jóvenes, el Hain.
Alguna muestra de los cantos Selk’nam que ofrece el Museo Chileno de Arte Precolombino, pinchar aquí.
El Hain.
Esta cultura, poseía una riqueza espiritual sobresaliente manifestada en ceremonias como el Hain, ritual de iniciación en el que se revelaba a los adolescentes (klóketen) ciertos secretos encaminados a preservar su orden social: el patriarcado.
En la imagen superior, colección de sellos chilenos con algunas de las caracterizaciones de espíritus/dioses que usaban los Selk’nam en la ceremonia Hain.
En este ritual, el Hain, sólo participaban los hombres y comenzaba con la preparación de los jóvenes elegidos (klóketen). Estos eran separados de sus familias para ser preparados para la ceremonia. Eran formados con los brazos extendidos hacia el cielo uno junto a otro para ser despojados de su vestimenta, bañados y posteriormente ser pintados completamente con arcilla roja por los hombres. Luego eran trasladados a la choza ceremonial, donde eran recibidos entre cantos y gritos, lo cual aumentaba el miedo de los muchachos ante la ceremonia. Una vez en el interior de la choza eran distribuidos alrededor del fuego y debajo de los siete postes de la misma, y se les ordenaba mirar fijamente hacia arriba. Desde el fuego surgían los espíritus, cantando, y los iniciados poco a poco bajaban la mirada ante ellos. Los espíritus comenzaban así un juego de tironeo, el cual terminaba en una gran lucha con un klóketen. Así, cada uno debía luchar con un espíritu para mostrar su destreza y fuerza, aunque siempre el espíritu era el triunfador. Al finalizar la lucha el klóketen era obligado a desenmascarar al espíritu, encontrándose así con un hombre de carne y hueso, proceso que se repetía con todos los iniciados. El propósito era mostrar que los espíritus no existían y no eran más que hombres disfrazados, los cuales después de ser desenmascarados comenzaban a reír y mencionaban que «¡Así jugamos nosotros, los hombres!». Durante los siguientes días, e incluso meses, se les instruía en los trabajos y obligaciones que como Selk’nam adulto les esperaban, realizaban diversas pruebas y se les enseñaba el uso de armas, el tiro y la caza. Se les narraban mitos que explicaban el génesis del mundo y su sociedad. El más importante era el del origen del Hain y se les revelaba el secreto del mismo, y finalizados los relatos se les hacía prometer que jamás revelarían lo vivido a las mujeres de la tribu, ya que se les castigaría con la muerte.
Con todas estas características y costumbres del pueblo Selk’nam, incluso con muchas más, que he ido recopilando a través de crónicas, relatos, artículos, estudios, etc… ha ido aumentado con creces la tremenda fascinación que estas gentes han ejercido en mi persona.
Por todo ello me pregunto… ¿Cómo es posible que este pueblo, viviendo desde hace miles de años en esta tierra tan inhóspita y extrema, con una calidad cultural tan desbordante, se haya visto apartado, relegado, anulado y exterminado de manera fulgurante? La causa principal, sin duda alguna, ha sido, y con el apoyo de los gobiernos chileno y argentino de la época, la fiebre del oro de finales del siglo XIX y, sobre todo, la ambición del hombre blanco, colonos y mercenarios, llegados de países principalmente europeos, para hacerse con la tierra, su explotación y riqueza, llegando a considerar a los Selk’nam meros animales salvajes, muy por debajo de los guanacos, dando así vía libre para el genocidio.