El año empieza a decirnos adiós y, por circunstancias extraordinarias y personales, prefiero hacer una caminata en solitario. Para ello decido sacarme de la chistera este ‘conejo’; un recorrido no demasiado complicado que me puede permitir, contemplando el entorno, conectar con mi interior y dejar que se atenúen mis temores y mis miedos.
Comienzo mi recorrido muy cerca de la ciudad de Alcoy, a las faldas de la Serreta. Una subida generosa por la umbría de esta sierra (es una caminata que he realizado en multitud de ocasiones), me lleva hasta su cresta, en la que hay unos restos arqueológicos, un monolito, las ruinas de una casa y el vértice geodésico…
Además de unas panorámicas impresionantes.
Unas vistas de las sierras del alrededor que, sentado un buen rato para contemplarlas, te llenan el corazón y el alma de energía, te hacen volar, te ayudan a verlo todo con otra perspectiva y te hacen comprender lo grande que es la Naturaleza y lo pequeños que somos ante ella.
Inicio el regreso al punto de partida, todo el camino por el mismo sendero de la ida. Sólo a pocos metros de la llegada, tomo un desvío para visitar la Font de la Salut, un manantial muy conocido por las gentes de Alcoy.
Salud, salud… en estos momentos la pido con anhelo.
Después de un pequeño rodeo, vuelvo al camino original y llego al auto.
Con las pilas recargadas, regreso a casa.
Valoración: 3***
Recomendable: Totalmente recomendable. Han sido cerca de 9 kilómetros, con un desnivel de unos 460 metros, hechos en un tiempo más que aceptable y en un día frío y luminoso.