Para este primer martes de marzo, Paco, Raúl, Jesús, Óscar y yo, nos hemos dirigido a la población de Benilloba, en plena comarca de El Comtat, para realizar un recorrido por los alrededores de esta localidad y admirar algunos de los rincones interesantes de su término.
Dejamos el auto en plena ‘Avinguda de Valéncia‘, carretera CV-70, y comenzamos nuestra caminata dirigiéndonos, hacia el sur, por el callejón que entra al lavadero público.
Seguimos saliendo del pueblo, por el sur, llegando al cruce con el río Frainós (o río Penáguila).
En una primera bifurcación, tomamos el ramal de la derecha (vía cementada) que nos comunica con el cruce de la CV-787 (carretera de Benilloba a Benifallim).
Cruzamos al otro lado de la CV-787, seguimos la vía llamada ‘Costera de la Condomina‘, ahora en dirección suroeste y en ascenso, durante 900 metros, pasando por el ‘Maset d’Iborra‘.
Tomamos una pequeña senda, a mano izquierda, en sentido sureste/este, hasta llegar al ‘Alt de la Condomina‘ y, en este punto, comenzar a descender…
En nuestra bajada encontramos un pequeño y descuidado abrevadero y las ruinas de una antigua casa de cazadores; aquí hacemos una pausa para beber y comer algo.
Seguimos descendiendo hasta llegar a la CV-787.
Pasamos esta intersección, seguimos, ahora ascendiendo por senda, para llegar al ‘Tossal de Espinós‘ y, en este punto, nuestra intención es llegar al ‘Barranc del Pont‘, conectar con el antiguo viaducto y alcanzar el curso del río ‘Frainós‘.
Misión imposible, se queda sólo en la intención, no encontramos el camino que enlaza con el otro lado del barranco. Realizamos varios intentos, por otros caminos vecinos y no tenemos éxito.
Finalmente optamos por volver a la carretera y llegar a Benilloba por la calle cercana al lavadero público.
Entramos al pueblo, callejeamos por los alrededores de la Iglesia y tomamos la pista ‘Camí de la Teulería‘ que nos conduce, dirección norte, al ‘Paraje del Molí del Salt‘.
En este rincón del municipio podemos encontrar un recorrido corto y asequible, siguiendo las aguas del río Frainós/Penáguila, un área recreativa, un puente de piedra, unas pozas y el ‘Molí del Salt‘; una interesante construcción (en ruinas) del siglo XVIII y su bello salto de agua, aunque con esta persistente sequía apenas si tiene un hilo de agua.
Ahora ya sólo nos queda deshacer lo andado en esta zona de recreo, volver al pueblo, comer en uno de sus restaurantes, llegar al vehículo y… cada mochuelo a su olivo.
Regresamos a Alicante.
Valoración: 4****
Recomendable: Absolutamente aconsejable. Han sido cerca de 12 kilómetros, con un desnivel de 400 metros, hechos a buen ritmo, en un día despejado y luminoso, y una compañía de lujo.