Para este último martes del mes, y finalizar así las salidas de julio, he elegido una caminata que, seguramente por la tremenda sequía que padecemos, no tendrá demasiada agua pero tal vez me sorprenda y el líquido elemento me acompañé en mi recorrido.
Me he dirigido a la localidad de Muro d’Alcoi, municipio del norte de Alicante, en la comarca del Comtat, situado entre las sierras de Mariola y Benicadell.
Aparco el coche en el mismo pueblo, en la avenida de Valencia, CV-700, y, desde este punto, comienzo la ruta de este día, que me llevará hasta dos de sus importantes pedanías, algunas de sus fuentes y un tramo muy interesante del río Agres.
Desde la avenida, en dirección noroeste, salgo de la localidad, paso por la rotonda en la que se encuentra la Ermita de Sant Antoni y, pocos metros después, tomo un desvío, a mano derecha y hacia el noreste, que me conduce, por senda y en paralelo al cauce del Río Agres, hasta el Pont de la Caseta de Senabre.
En este lugar, que es un cruce de caminos, opto por la pista asfaltada de la izquierda que, quinientos metros más tarde, me lleva a la Font de Senabre y su área arbolada.
Tomo ahora el camino asfaltado que, hacia el norte, me lleva hasta la autovía A7, pasando por algunos de los campos de cultivo de la zona.
Atravieso la A7 por un túnel y llego al otro lado, siguiendo por asfalto, en sentido norte/noroeste/norte, para acceder a la Font del Pinar. Ahora el camino me lleva, por el este/noreste, hasta la población de Turballos
Turballos.
Esta pequeña pedanía de Muro de Alcoy, se encuentra al pie de la sierra de Benicadell en un entorno único, rodeada de campos de cultivo y antiguas vías o caminos hoy reasfaltados.
De orígenes pre-islámicos, Turballos ha sufrido diferentes episodios de despoblación, uno de ellos en 1515 y otro en 1609 con la expulsión de los moriscos.
Con apenas unas cuantas calles empedradas que se recorren en unos minutos. Turballos es muy singular por su aspecto, ya que parece que los años no hayan pasando por ella, siendo visita obligada para todo aquel que se encuentre por los alrededores. Todo esto es fruto del esfuerzo de diversas familias que decidieron recuperar la zona y asentarse a finales de los años 70 junto con su impulsor, don Vicent Micó, el popular «Pare Vicent».
Tras la visita a esta población, su fuente/lavadero, sus callejuelas, su pequeña plaza, su iglesia de San Francisco de Paula y su fuente/balsa (a las afueras), comienzo el camino de retorno a Muro, que aún me hará visitar algunos puntos de interés.
El regreso, en dirección sur/sureste, me lleva a la Font de la Carrasca, un bonito rincón, entre abundante arboleda.
Continúo en el mismo sentido y paso por encima de la autovía hasta llegar, por entre fincas agrícolas, a otra de las pedanías de Muro de Alcoi, Setla de Nunyes.
Hasta finales del siglo XIX fue un municipio independiente, posteriormente fue absorbido por Muro de Alcoy, convirtiéndose en una sus pedanías.
Destacable la Iglesia de San Joaquín, la Parroquia de San Juan Bautista y su lavadero.
Salgo de Setla, cruzando en río Agres, por su puente homónimo.
Comienza ahora el tramo final hasta llegar al coche. En dirección oeste, por senda, en paralelo al cauce del río, caminando en contracorriente. Un recorrido de una belleza extrema, rincones de abundante vegetación que junto al sonido de las aguas lo convierten en un lugar mágico.
El final de este camino me lleva, nuevamente, al puente de la Caseta de Senabre y, siguiendo el asfalto, a mano izquierda, llego al pueblo y a la avenida donde está el vehículo.
Regreso a Alicante.
Valoración: 3***
Recomendable: Alguien podría pensar que no? Para nada, muy recomendable. Han sido algo más de 11 kilómetros, con un desnivel apenas destacable (180 metros), hechos en un tiempo más que aceptable y en un día espectacular.