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MIÉRCOLES, 11 DE MAYO DE 2013
LA CAPILLA - EL LAGRIMAL.
Lo cierto es que esta mañana temprano
parecía, como en los cómics de Astérix,
que el cielo se iba a desplomar sobre
nuestras cabezas.
Pero eso no ha restado en absoluto
las ganas de hacer una ruta.
A medida que pasaban las horas el
día ha comenzado a despejarse y nos
hemos encontrado, al llegar, un cielo
limpio y luminoso.
Esta vez, José, Pablo, Simon, Brutus,
Yuma y yo nos hemos dirigido hasta
la Sierra de Salinas para hacer el mismo
sendero que hice en solitario hace un
mes y medio, aproximádamente.
Hemos dejado el coche al lado de la casa del
Guarda, en la Colonia de la Sierra de Salinas.
Y a partir de aquí hemos comenzado la caminata,
en dirección a uno de los vértices geodésicos de
estos montes, La Capilla.
Pasando por cultivos de olivos, almendros y
frutales, salpicados por algunas casas de campo
hemos iniciado la ascensión, primero por pista
forestal, después por senderos cuajados de
carrasca y pino.
En la zona la primavera está presente con miles
de amapolas, jaras, lirios y multitud de florecillas
silvestres.
Llegamos arriba y las vistas son alucinantes.
Ante nuestros ojos, y por la situación de esta
sierra, tenemos las tierras de Albacete, Murcia
y Alicante a nuestros pies.
Cresteando unos cientos de metros nos topamos
con el vértice que buscábamos, La Capilla.
1238 m.s.n.m. que nos sirven para hacer una
parada y refrescarnos, tomar unas instantáneas
y, cómo no, hacer un poco el 'payasete'.
Unos minutos después iniciamos el descenso
por la Cañada del Enebral, un estrecho sendero
con una tupida vegetación, por encontrarse en
la zona de la umbría.
Al poco, llegamos hasta la pista forestal donde
se encuentra el acceso a la Cueva del Lagrimal.
Una enorme apertura en la roca de 232
metros cuadrados en la que se han hallado
restos arqueológicos que se remontan desde
el mesolítico hasta nuestros días. Recibe el
nombre de Lagrimal por estar su techo
goteando continuamente, sobre todo cuando
han habido lluvias.
Después de la visita a esta interesante cueva
hemos comenzado el regreso, desde la Cañada
de Madroñas a la de Cubillas, por senda casi
imperceptible. Llegamos a la pista que nos ha
servido de inicio y, por ella, hasta donde está
aparcado el auto.
Regresamos a Alicante.
Han sido 14'34 kilómetros muy interesantes.
Valoración: 3***
Recomendable: Claro. Ya me gustó hace mes y
medio. Hoy más aún, que hemos evitado los
últimos Kms. de carretera, yendo por senda.