A medida que pasaban las horas el cielo se ponía

más y más negro y la luz empezaba a escasear.

A pesar de ello, hemos apurado al máximo el

tiempo y hemos empezado a recoger cuando ya la

noche estaba cayendo.

Tampoco eso suponía demasiado problema; el auto

estaba aparcado muy cerca de la zona.

Recogemos el material y nos vamos hasta el coche,

metemos las mochilas en el maletero y...

Aquí empieza la segunda parte de esta aventura...

Una de las ruedas está pinchada (Uffff)

No hay problema, cambiamos rueda y salimos de allí

pitando, jajaja... Ya desmontar la rueda de repuesto

es una odisea... Quién habrá diseñado ese artilúgio

para guardar el dichoso neumático? Cuando logramos

sacarla, tomamos las herramientas (el gato, la llave,

etc...) y vemos que la llave está rota... Vaya faena!!!

Ya después de un buen rato intentando aflojar las

tuercas, y viendo que era imposible, decidimos llamar

a la aseguradora.