Hemos aparcado el auto en las proximidades de la Casa

del Guarda, que es donde realmente empieza este

sendero. Comenzamos el suave ascenso por la senda

de la izquierda, en dirección oeste, hacia el Puntal del

Armario. La visión, desde sus faldas, de este monte

(por su pequeña extensión no es considerado sierra) ya

nos hace suponer que en este pequeño espacio natural

se esconden rincones y estampas verdaderamente

hermosas.

Caminamos sobre grandes rocas que componen el

sendero, rodeados de pinos y carrascas. Ya en algunas

paredes se ve el modelado del agua y el viento en sus

formas fantasmagóricas. Llegamos hasta su vértice

geodéisco, también llamado 'Arabí', y, desde aquí, las

vistas son alucinantes. Un pequeño descanso en su

cumbre (1.068 m.s.n.m.), unas cuantas fotos, unos

cigarrillos, agua para los animales y comenzamos el

descenso dando la vuelta al monte, por el norte.

Todo está muy bien marcado y llegamos a la ladera

este; la más espectacular de todas.

El monte Arabí destaca del resto de sierras y

montañas de los alrededores por su peculiar

tallado geológico. El modelado kárstico y la

erosión de agua y viento, han configurado cuevas,

galerías y formas ciertamente curiosas en sus rocas.

En la bajada nos adentramos por una pequeña

senda, apenas visible, que nos lleva a las paredes

más verticales, próximas a la cumbre. Curioseamos

en pequeñas cavidades y abrigos, de formas

extraordinarias. Seguimos bajando y nos topamos

con el hueco que se abre en el techo de la conocida

Cueva de la Horadada. Impresionante.

De camino a esta cueva nos volvemos a encontrar

rocas y rincones que nos llaman la atención por su

atractivo. En uno de sus muchos de agujeros

descubrimos un pequeño murciélago. Foto al

canto!!! jejeje.

Llegamos a la gran cueva. Descanso y bebida para

todos. Muy hermosa e interesante.